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miércoles, 14 de marzo de 2012

El problema del intérprete en el pensamiento real. Reflexiones especulativas basadas en modelos interpretativos de la telepatía y del espiritismo (reflexiones preliminares)

Lic. Federico González

Para caracterizar la naturaleza de este problema cabe hacer referencia a dos modos posibles de conceptualizar la telepatía (independientemente de su verosimilitud).
De modo arbitrario los caracterizaré así: a) Modelo mediumnico y b) Modelo marciano En el modelo mediumnico (en rigor, más propio del espiritismo) que de la parapsicología, el receptor sólo se limita a reproducir un texto (¿?) que le viene dado por el espíritu emisor. Empero, el sujeto receptor real parece no ser conciente de lo que transmite. Digamos que actúa ría sólo a modo de una interfaz lingüística del sujeto verdaderamente pensante (i.e. el espíritu emisor) que es quién dicta las palabras.
En cambio, en el modelo marciano, éste parece ser un intérprete-lector del pensamiento real de la víctima involuntariamente emisora en adelante, " El captado "). Por supuesto, la adscripción del proceso involucrado en tal interpretación es apenas un ejercicio imaginario, lo que no impide su utilidad para avanzar en el problema que acá me ocupa. Concretamente, me imagino una especie de comunicación de pensamiento a pensamiento, no necesariamente mediatizada por el lenguaje. Lo diré más simple: el marciano parecería literalmente sentir la mente del sujeto captado.
Ahora bien, jugando con la fantasía, si el marciano tuviera que decir a otro humano lo que piensa el humano captado (digamos que debido a que está siendo torturado por la CIA!!!) lo que haría es traducir el pensamiento no totalmente lingüístico del captado al código lingüístico que resulta comprensible para el otro humano. En cambio, eso no sería necesario para transmitir el pensamiento del captado a otro marciano.
¿Qué moraleja debería poder extraerse de la anterior especulación? Sencillamente, la idea de que en el proceso del pensamiento, existe una función interior (VG. el lenguaje) que actuaría como una especie de intérprete de un proceso real no totalmente lingüístico. Esa función queda ilustrada en la figura del marciano que debe encodificar la vivencia real del captado para transmitirla a otra persona. Recíprocamente, cuando se comunica con otro marciano, haría lo mismo que cuando un humano piensa en su propio soliloquio interior: éste es su propio "intérprete comprendedor ".
Para finalizar, de lo que carecería el médium espiritista es del acceso real empático a la vivencia del espíritu. Y esa carencia quizás resulte un escollo "infranqueable" para el lector artificial.

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