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miércoles, 14 de marzo de 2012

El cerebro nos engaña - Oliver Sacks


El cerebro nos engaña (Oliver Sacks) por raulespert

Video del programa Redes de Eduardo Punset, en el cuál entrevista a Oliver Sacks (Neurólogo, New York), quién nos dice: Si queremos sobrevivir, la máquina de pensar tiene que mentir. El cerebro nos engaña porque tiene como meta la supervivencia, y a veces para conseguirlo es capaz de suplir la información que le falta por fantasías y confabulaciones. Hacemos cosas, sin saber a menudo, de que fuentes proceden. Lo cierto es que vivimos en un mundo construido por nuestro cerebro, y por nuestro bien, unas veces nos muestra cosas que no están y otras nos esconde cosas que si están.


El video comienza con una voz en off que dice: ¿Estás seguro de lo que estas pensando? ¿Seguro? La verdad, es que no puedes. Hablando con el célebre Oliver Sacks, en Redes descubrimos que el cerebro nos engaña. Tras una vida dedicada a la investigación, la docencia y la escritura, este célebre psiquiatra afincado en Nueva York, tiene claro que si queremos sobrevivir, la máquina de pensar tiene que mentir.


Eduardo Punset (Le comenta a Oliver Sacks): En un artículo reciente dices, doy por supuesto que los recuerdos que tuve, especialmente los que fueron vívidos, concretos y circunstanciales eran esencialmente válidos y fiables. Y para mí fue traumático descubrir que algunos no lo eran.


Eduardo Punset: ¿Tiene esto alguna relación con la evolución de la idea que tenemos del cerebro?


Oliver Sacks (Neurólogo, New York): En mi autobiografía describí 2 recuerdos, recuerdos muy vivos de bombas que explotaron en Londres cuando yo tenía 6 años. Uno de estos recuerdos se lo describí a un hermano mayor, cuando el libro ya había sido publicado, y él me dijo: si, es exactamente como yo lo recuerdo. Del otro recuerdo, de bombas en nuestro jardín trasero dijo: Tú nunca lo viste. Y dije: ¿Qué quieres decir con que nunca lo vi? Y él dijo: En aquel momento estábamos fuera. Pero ahora mismo puedo ver las bombas caer y a mi hermano que trae cubos de agua. Las bombas que lanzaban metal caliente. ¿Cómo puede ser que lo vea? Y él me dijo: Porque nuestro hermano mayor nos escribió una carta con una descripción muy viva, y dijo que yo había quedado muy fascinado por su descripción. O sea, que es obvio que en mi mente en forma inconsciente, construí la escena a partir de su descripción, y luego me la apropié, y al consideré erróneamente un recuerdo propio. Ahora esto lo sé, intelectualmente estoy consciente de ello, pero aún así no puedo distinguir el recuerdo verdadero del falso, llameémosle así, en cuanto a su carácter, el uno parece igual que el otro, y creo que esto demuestra la fuerza como la debilidad de la memoria y de la imaginación humana. Hacemos cosas, sin saber a menudo, de que fuentes proceden. ¿Lo he experimentado? ¿Lo he oído? ¿Lo he leído? Todo lo que se sabe es que nos parece real y una parte de nosotros mismos.


Al final, una voz en off dice: Nuestro cerebro nos engaña, cuando recordamos y cuando pensamos en nosotros mismos, cuando soñamos y cuando percibimos la realidad que nos rodea. Nuestro cerebro finge, adultera, falsifica, pero tiene buenas razones para hacerlo. Nuestro cerebro es un dispositivo fruto de la selección natural, y está dedicado al servicio de un organismo vivo, nosotros. ¿Y cuál es la meta de un organismo vivo? La supervivencia. Nuestro cerebro busca nuestra supervivencia a toda costa, y a veces para conseguirlo es capaz de suplir la información que le falta por fantasías y confabulaciones. Lo importante es que la información no nos falte, aunque parte de ella no sea exacta. Lo importante es que la realidad se nos presente con un sentido completo y coherente, que creamos que todos nuestros comportamientos están bajo control, que nuestra memoria parezca un reflejo de lo ocurrido. Para nuestro cerebro, es más importante contarnos una historia consistente, que contarnos una verdadera. El mundo real es menos importante que el que necesitamos. Fíjense en la figura de la pantalla, las líneas grises horizontales son paralelas entre ellas, pero observen que pasa cuando los cuadrados se desplazan a un lado. ¿Todavía las ven paralelas? Parece que el paralelismo es relativo, pero ¿Puede esto ser posible? Los objetos que vemos, escuchamos y tocamos pueden ser reales, pero lo que experimentamos como realidad es una ilusión construida en nuestro cerebro. Nuestra memoria no es de fiar, no funciona como una cámara fotográfica, y mucho menos como el disco duro de una pc. Unas veces, para conseguir un recuerdo coherente, el cerebro rellena los huecos de la memoria con contenidos imaginados e irreales. Otras veces, almacenamos información de forma inconsciente, información que al salir a la superficie parece algo maravilloso y sobrenatural. La actitud, la emoción, la imaginación y lo vivido, todo ello influye en nuestros recuerdos. Lo cierto es que vivimos en un mundo construido por nuestro cerebro, y por nuestro bien, unas veces nos muestra cosas que no están y otras nos esconde cosas que si están.


Reseña de Diego Fernández

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